Entrevista a El Calefón Cine

La era de la madurez

Torres, Herrera Córdoba, Maristany y Apontes
Torres, Herrera Córdoba, Maristany y Apontes

El Calefón Cine cumple diez años y lo celebra con un conjunto de actividades que incluyen la proyección de todos sus filmes

Hace diez años, la producción de un cortometraje reunía a un grupo de amigos de la carrera de cine de la Universidad Nacional de Córdoba que terminarían transformándose en protagonistas excluyentes de una nueva etapa del cine local: “La creciente” (2004) significó no sólo el debut de Matías Herrera Córdoba como director y el nacimiento de la productora El Calefón, sino que fue el anticipo de lo que hoy constituye un presente promisorio de la producción audiovisual local, que más allá de recientes debates surgidos en torno a su calidad, sigue siendo un fenómeno en franco crecimiento con rumbo claro hacia una definitiva consolidación. Integrado por Herrera Córdoba, Lucía Torres, Ezequiel Salinas, Ana Apontes, Juan Maristany e Iván Zgaib, El Calefón puede considerarse la voz más emblemática y comprometida de los últimos diez años del cine local, donde la producción se multiplicó con una avidez que hizo honor a la edad de sus protagonistas, la mayoría jóvenes ansiosos por salir a sentar una mirada propia sobre el mundo a través del séptimo arte.

Y si efectivamente hubo algún grupo que logró construir una mirada propia con coherencia en ese torbellino creativo que fueron los últimos años en el cine local, ese fue sin dudas El Calefón, que desde sus inicios plantó bandera desde un posicionamiento político y estético claro en las obras que encaraba, reflejado en una praxis de trabajo que privilegia la labor colectiva y el debate como forma irrenunciable de construcción, filosofía heredada en las míticas sesiones cinéfilas del Cineclub La Quimera, acaso la verdadera escuela del grupo, bajo el comando de Juan José Gorasurreta, su padre putativo. “Desde que empezamos, creo que la palabra que más surge como signo de nuestro trabajo es ‘discusión’. Discutimos para hacer nuestras películas, las ponemos en tensión, y creo que pretendemos que nuestras películas hagan lo mismo con su espectador. Que no se establezca un vinculo dócil y adocenado, sino que de se interpelen”, define Salinas en diálogo con HDC, en tanto que Torres afirma que “ante todo, nos interesa hacer cine de autor, nos interesa que haya una mirada personal en cada filme. Y eso trasciende un poco a los géneros que las contienen (…). Lo principal es que haya una búsqueda, una intención de profundizar en lo formal y lo estético que usamos para decir algo”. “Hay una manera muy profunda en la que el cine atraviesa nuestra vida día tras día, por lo tanto hacer un film requiere para nosotros hacernos muchas preguntas, no solo en relación a lo formal y lo estético sino también con respecto al lugar desde el cual, como personas, estamos decidiendo mirar una cosa y no otra”, completa Torres.

Semejante postura se puede constatar en las dos mejores películas que Córdoba ha dado en la última década: “Criada” (2009), de Matías Herrera Córdoba, y “Yatasto” (2011), de Hermes Paralluelo, supieron aunar el compromiso social del grupo con la búsqueda de una estética pertinente para poder dar cuenta de los seres que habitan los márgenes de la sociedad -una empleada cama adentro en el primer caso y una familia de carreros de Villa Urquiza en el segundo-, con la conciencia de que la forma cinematográfica no es una materia secundaria, pues determina el modo en que el espectador puede relacionarse con las imágenes. A esa dupla emblemática de filmes, con el tiempo se fueron agregando un conjunto heterogéneo de producciones: desde el documental de activismo político “Buen Pastor, una fuga de mujeres” (2010), de Torres y Herrera Córdoba, a una película más cerca a lo experimental como “El Grillo” (2013), de Herrera Córdoba, o una ficción internacional de tono industrial como “Una noche sin luna” (2015), de Germán Tejeira, y la serie de Tv “Nosotros campesinos”. Mientras que el presente asoma muy promisorio: “Nosotras Ellas”, de Julia Pesce, el último filme de la productora, competirá pronto en Yamagata (Japón) en el festival de cine documental más importante del mundo, continuando una tradición de reconocimientos que también han sabido posicionar al cine cordobés en el plano nacional e internacional (ya que sus filmes han recorrido los festivales más prestigiosos del mundo, como el Bafici, la Viennale, Londres, San Sebastián, Busán, FIDMarseille y Valdivia). Apontes y Salinas se aprestan a iniciar además la filmación de “Gallo rojo”, una nueva serie de televisión que significará el debut de ambos en la dirección, que versará sobre dos hermanos que buscan una raza en extinción de gallinas para cruzar a su gallo.

Calefon2

“Temáticamente, en un comienzo se nos vinculó al cine social (…) y de alguna manera, esas dos características son algo que siempre está como trasfondo en lo que hacemos, porque hay cosas de la realidad que nos incomodan y  el cine propone maneras para poder entender todo eso, mirarlo detenidamente, hacer foco allí. Poner en cuestión, por ejemplo, que una mujer haya trabajado 40 años en una finca de Catamarca a cambio de casa y comida. Hay un punto en el que todas las decisiones que tomamos son políticas, quedarse quieto o moverse es una decisión, mirar con una película hacia un lugar o hacia otro también lo es”, define Torres, mientras que al analizar los desafíos que se presentan para el futuro próximo Salinas agrega que “ya no somos un ‘fenómeno emergente’ que viene a renovar o llamar la atención de quienes están un poco aburridos del cine que se hace en Buenos Aires. Creo que es tiempo de profundizar, de ver cuál es la ciudad y la provincia que hay allá  afuera, y que todavía no se vió”.

Semejante aniversario merece entonces una celebración acorde a su historia: para ello, la productora anunció festejos en diez localidades argentinas y en diez puntos de todo el mundo, comenzando en nuestra ciudad porque el Cineclub Municipal Hugo del Carril (Bv. San Juan 49) ofrecerá desde el jueves al domingo un programa con todos sus largometrajes y cortometrajes, que serán acompañados por una charla abierta y gratuita programada para el domingo, donde los integrantes del Calefón reflexionarán sobre su experiencia en la producción colectiva (http://www.cineclubmunicipal.org.ar/contenidos/2015_08/grilla/). La invitación está hecha.

A CONTINUACIÓN, REPRODUZCO LA ENTREVISTA COMPLETA A AMBOS REALIZADORES

Ezequiel Salinas

Eze

  • ¿Qué balance haces de los diez años de existencia de El Calefón?

En estos diez años el escenario del audiovisual en Cordoba es absolutamente diferente. Era mucho más difícil intercambiar ideas con realizadores con experiencia, por que no los había. Todavía no se había conseguido producir con el Instituto de Cine (INCAA) de manera sostenida ni sustentar la idea de que la producción de cine no puede pasar en un 99 por ciento por Buenos Aires. Que en una película se hablara con tonada era mal visto, y así una larga lista de cosas que han ido cambiando por la confluencia de trabajo de muchísima gente. Críticos, realizadores, público, exhibidores. Lentamente hay un paradigma que esta cambiando.

Creo que en el marco de ese escenario tan cambiante, nosotros pudimos seguir creciendo y produciendo en base a una idea que mantenemos y es que no todas las películas se pueden hacer ni producir de la misma manera. Cada proyecto tiene una lógica, plantea metodología de trabajo digamos, y nuestra producción pasa por encontrar la manera más acorde de llevarlo a cabo.  No se puede aplicar una formula para hacer una película.

  • ¿Cómo ves el presente y su proyección futura? ¿Cuáles son los desafíos que encuentran?

Por ahora el mayor desafío es, por un lado, consolidar la producción y la generación de un polo audiovisual en Cordoba, y por el otro seguir conservando nuestra identidad y la manera en la que venimos trabajando, en proyectos de mayor envergadura y apostando al trabajo con nuevos directores como Nadir Medina, Mari Alessandrini, Julia Pesce y Agustina Comedi.

También estamos trabajando fuertemente desde nuestra área de distribución para poder diversificarnos, y dentro de poco empezar a distribuir películas nacionales e internacionales que nos interesan.

  •   ¿Cómo explicarías la relación entre el tipo de cine al que aspiran a hacer y la dinámica de trabajo colectiva que tienen?

Desde que empezamos creo que la palabra que más surge como signo de nuestro trabajo es “discusión”. Discutimos para hacer nuestras películas, las ponemos en tensión, y creo que pretendemos que nuestras películas hagan lo mismo con su espectador. Que no se establezca un vinculo dócil y adocenado, sino que de se interpelen.

  •  ¿Cómo ves el presente del cine cordobés y qué es lo que pensás que tienen para seguir aportando?

Hoy por hoy el cine cordobés, tiene desde mi punto de vista un objetivo estratégico que es bastante claro, que es el de volverse industrial, generar trabajo, movilizar y dinamizar un área de la cultura y la comunicación, pero creo que hay otro objetivo, o mas bien horizonte, que es el de conseguir una madurez que solo el trabajo y el tiempo brindan. Ya no somos un “fenómeno emergente” que viene a renovar o llamar la atención de quienes están un poco aburridos del cine que se hace un Buenos Aires. Creo que es tiempo de profundizar, de ver cuál es la ciudad y la provincia que hay allá afuera, y que todavía no se vió. Me parece que hay que tener mucha humildad y pensar de que esto recién empieza, que no conseguimos nada más que despegarnos de muchos años de no saber quién venia atrás, por qué se había tenido que ir a otro lugar para poder trabajar o hacer el cine que quería hacer.

Lucía Torres

Lucía Torres

  • ¿Qué balance haces de los 10 años de existencia de El Calefón?

Creo que haber podido sostener un proyecto colectivo durante diez años, es ante todo una prueba (aún para nosotros mismos) de que fue posible dar continuidad a nuestro trabajo de la manera que quisimos hacerlo: con una construcción grupal permanente, con mucho diálogo y consenso. Por otro lado, es también la confirmación de que hoy sí se puede hacer cine en Córdoba y vivir de eso, y de que todos los que trabajamos en el medio hemos podido generar las condiciones para esto.

  • ¿Cómo definirías su trabajo en El Calefón?

En todo este tiempo, quienes integramos El Calefón nos hemos ido formando no sólo como realizadores sino también como cineclubistas y como personas. Hay una manera muy profunda en la que el cine atraviesa nuestra vida día tras día, por lo tanto hacer un film requiere para nosotros hacernos muchas preguntas, no solo en relación a lo formal y lo estético sino también con respecto al lugar desde el cuál, como personas, estamos decidiendo mirar una cosa y no otra.  En ese sentido, trabajar junto a Juan José Gorasurreta en el Cineclub La Quimera, y la manera en que el nos abrió a pensar el cine, es para mí algo constitutivo de lo que somos hoy.

  • ¿Cómo ves el presente del cine cordobés y qué es lo que pensás que tienen para aportar?

El presente del cine cordobés es fruto del trabajo sostenido durante los últimos años de toda una comunidad de cine local, que no está integrada solamente por quienes nos dedicamos a la realización, sino también por los críticos, cineclubistas, estudiantes, programadores, festivales, salas y por supuesto por el público. Hay un ir y venir de ideas acerca de cómo y qué deberíamos producir, hay asociaciones como APAC que nuclean a los productores, hay libros editados con críticas sobre los films hechos en Córdoba. Podría decirse que desde 2007 a esta parte, se fue generando todo este movimiento de manera muy vital.

Creo que el pensamiento sobre la historia nos demuestra que es mucho más fácil mirar y entender las cosas que suceden tomando una distancia en el tiempo, y es por eso que el Nuevo Cine Argentino si puede pensarse como una entidad, con películas que claramente le pertenecen, directores que lo representan y una etapa ya concluida. Pero en el caso del cine cordobés es todo mucho más nebuloso por ser precisamente un hecho coyuntural. Sería imposible trazar una línea que una todas las películas realizadas en Córdoba en los últimos seis años, desde “Criada” en adelante.

Pero algo que sí es claro es que el contexto de producción se transformo totalmente, con políticas de federalización del INCAA que nos permitieron el acceso a las vías de fomento, una realidad que no tuvieron las generaciones anteriores de cineastas formados en la UNC, y que decidieron emigrar a Buenos Aires porque en Córdoba no era posible vivir del cine. Con nuevas generaciones de directores y de técnicos de todas las áreas, formados no solamente en la UNC y en La Metro sino también en la experiencia directa de la realización. Todo esto llevo a que el cine cordobés se conformara como un fenómeno, reconocido por la crítica y los programadores argentinos y del resto del mundo, aunque realmente sean pocos los puntos que comparten las distintas películas cordobesas.

En todo este marco, algo que creo que El Calefón sí tiene de particular es una cierta coherencia en cuanto a las películas que fuimos decidiendo producir. Ante todo, nos interesa hacer cine de autor, nos interesa que haya una mirada personal en cada film. Y eso trasciende un poco a los géneros que los contienen, muchas veces un poco difusos también. Lo principal es que haya una búsqueda, una intención de profundizar en lo formal y lo estético que usamos para decir algo. Temáticamente, en un comienzo se nos vinculó al cine social y político por nuestras tres primeras películas. Y de alguna manera, esas dos características son algo que siempre está como trasfondo en lo que hacemos, porque hay cosas de la realidad que nos incomodan y  el cine propone maneras para poder entender todo eso, mirarlo detenidamente, hacer foco allí. Poner en cuestión, por ejemplo, que una mujer haya trabajado 40 años en una finca de Catamarca a cambio de casa y comida. O que un espacio de nuestra ciudad lleno de historia, como era la Cárcel del Buen Pastor, se haya transformado de un paseo de compras despojado de memoria. Hay un punto en el que todas las decisiones que tomamos son políticas, quedarse quieto o moverse es una decisión, mirar con una película hacia un lugar o hacia otro también lo es.

Con todo ese camino fuimos construyendo una identidad propia, al punto de que hay gente que si sabe que una película es del Calefón, va a verla porque le interesa lo que hacemos, mas allá de quién sea el director. Para mi eso tiene que ver con una coherencia que intentamos mantener siempre, y que hoy, diez años después, nos hacer sentir muy tranquilos.

Por Martín Iparraguirre

Copyleft 2015

PROGRAMACIÓN COMPLETA: http://www.cineclubmunicipal.org.ar/contenidos/2015_08/grilla/

Deja un comentario